- Córdoba es la primera provincia en aplicar un sistema integral que baja drásticamente la reincidencia.
- Están capacitando a operadores que trabajarán con víctimas y victimarios.
- Se aplica en niños, niñas y adolescentes no punibles y en los que están en situación de encierro en los centros socio educativos.
Está en pleno desarrollo en Córdoba la capacitación de operadores para la puesta en marcha del Programa de Justicia Juvenil Restaurativa, fruto de un convenio de cooperación que suscribieron oportunamente el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, el Tribunal Superior de Justicia y la Municipalidad de Córdoba, para dar respuesta a la sociedad ofreciendo nuevas oportunidades a jóvenes que han infringido la ley penal y también a sus víctimas.
Córdoba es la primera provincia del país en la aplicación de este novedoso paradigma y la experiencia piloto se está realizando en la Capital provincial pero podrá extenderse luego a cualquiera de los municipios del interior. Funrepar, la fundación que lidera el español Raúl Calvo Soler, asesorará en la construcción de protocolos que enmarquen la intervención de los operadores del programa y de las instituciones públicas y privadas en el diseño de las estrategias de coordinación entre ellas.
La titular de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia de la Provincia de Córdoba (SeNAF), Georgina Tavella, explica que lo que está en marcha es un cambio de paradigma. “Se deja de lado el concepto de culpa e imputación, para considerar el de daño que hay que restaurar”, indicó. Y advierte que no es una mera cuestión semántica.
“Es más profundo” asegura y ofrece un ejemplo concreto. “En el caso de los chicos que delinquen, la idea es que puedan volver al barrio y trabajar con los vecinos”, graficó. Incluso en el mismo ámbito que han compartido con esas personas a las que han convertido en víctimas.
El Programa de Justicia Juvenil Restaurativa se da en el marco de la reforma de la nueva ley penal juvenil y se aplicará en casos no punibles por la edad -menores de 16 años-, en chicos institucionalizados en proceso de enjuiciamiento y en aquellos que están en centros de alojamiento, ya condenados.
Los delitos más habituales cometidos por los jóvenes no punibles son hurtos y robos callejeros o en el barrio donde residen. La mayoría de los mayores de 16 también enfrentan cargos por robos, pero en su caso están agravados generalmente por el empleo de armas.
La secretaria de Senaf recuerda que para este último grupo “hay un Servicio de Beneficio a la Comunidad que contempla que en lugar de la detención, el joven realice servicios a la comunidad”. Precisamente en ese esquema encaja a la perfección la idea de restaurar el daño inferido.
El programa se organiza sobre un paradigma pedagógico que contempla tres pasos básicos: reconocer el daño causado; responsabilizarse por sus efectos y reparar. “La mirada está puesta en la persona y no sólo del victimario; también de la víctima” precisa Tavella.
Para trabajar en esa dirección se crean espacios restaurativos, a la manera de los ya existentes en el poder judicial para los casos de mediación.
“Es un desafío; nadie dice que sea tan fácil reunir a la víctima y al victimario, pero vale la pena para lograr cambios profundos”, agregó la funcionaria.
En España donde se desarrollan programas de justicia juvenil restaurativa desde hace unos 25 años han logrado, entre otras cosas, reducir drásticamente la reincidencia. Daniela Gaddi, una especialista que ha analizado esos procesos, ha explicado que “no se trata aquí de establecer la culpabilidad y seleccionar el castigo correspondiente. Se trata de reconstruir el sentido del evento delictivo de manera que pueda ser compartido por todos los protagonistas”.
Y añadió: “Es en este sentido que, en la justicia restaurativa, la ‘verdad’ acerca del delito debe ser establecida, de forma consensuada e intersubjetiva, entre una multiplicidad de actores. El infractor, la víctima, la comunidad y las instituciones”.
La misma especialista intenta establecer con claridad el cambio de enfoque y de objetivos. “La concepción compleja del delito, propia de la justicia restaurativa, abre la posibilidad de gestionar todos aquellos casos que la justicia “tradicional” no puede atender. Ello es así porque, saliendo de una visión exclusivamente “penalista” del delito y de sus consecuencias, la justicia restaurativa daría respuesta a situaciones en las que la protección jurídica es imposible”.
Entre ellas menciona “cuando las disputas se refieren a objetos que no tienen relevancia jurídica, y por lo tanto no se justifica la puesta en marcha de una acción judicial o cuando ha habido ya una acción judicial que no ha producido los efectos esperados”.
La titular de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia insistió en que hay grandes expectativas depositadas en la justicia juvenil restaurativa. “Buscamos que la última opción sea el encierro para los adolescentes, pero que cuando alguno cometa un delito existan opciones previas, como la mediación, o el servicio a la comunidad”, puntualizó.