La «T» se impuso con algo de angustia por 1-0 a Banfield y llega a la definición de este domingo. Michael Santos, el héroe en Rosario, ante 20 mil hinchas albiazules.
Talleres es pura alegría. Sin jugar bien, en una de sus actuaciones más en falso de los últimos juegos, se convirtió en finalista de la Copa Argentina al vencer con lo justo 1 a 0 a Banfield, en cancha de Newell’s, acompañado por 20 mil hinchas que coparon Rosario.
Fue superado gran parte del partido, sufrió incluso hasta el silbato final, pero sacó provecho de un error del rival para lograr su objetivo de ser finalista por segunda vez consecutiva. Ahora espera la chance de clasificar a la Copa Libertadores, rogando por un favor de Boca sobre Patronato de Paraná. Aunque cumplió con su parte y sueña con más en un 2022 bastante bipolar.
Y eso que en el primer tiempo fue ampliamente superado. En el juego, en actitud, en templanza, parecía que había entendido mejor que el albiazul todo lo que había en juego. Urzi se impuso sobre Buffarini, Cabrera se hizo dueño de la mitad de la cancha ante las imprecisiones de Villagra y Alan Franco y mereció ponerse en ventaja. Fallaron Juan Cruz y Ramiro Enrique en las definiciones, que bien pudieron tener destino de red, ante la pasividad de una defensa que parecía agobiada.
Quizás por el calor y por la forma de presionar del rival que se tira a al piso y cortaba con falta cuando era oportuno.
El DT Gandolfi tomó nota y antes del descanso sacó a Buffarini y a un pasivo Pizzini. Ingresaron Benavídez y Alvez para buscar un efecto que no fue inmediato.
En el complemento la tónica no fue distinta, de hecho el «taladro» siguió dominando y recién a los 20 minutos del complemento llegó el primer disparo al arco de Talleres de la mano de Valoyes. Sin embargo hubo otra incidencia con el ingreso de Matías Esquivel, que le dio otra impronta al juego. Levantó Enzo Díaz. Y llegó la más que oportuna ventaja a los 36 minutos por saber estar atento en una pelota que parecía intrascendente. Presión de Michael Santos, error por pifia de Alejandro Esquivel y gol.
El uruguayo encaró casi sin ángulo dese la banda y definió ante la salida de Cambeses aunque no quedó en claro si intentó habilitar a Alvez en la misma jugada.
Y después a aguantar. Banfield no supo aprovechar sus momentos y terminó cayendo por su impericia. Y Talleres estuvo lejos de su mejor versión pero aprovechó la contundencia para meterse en la final de la Copa Argentina.
Hizo los deberes, ahora debe esperar que Boca haga su parte para meterse también en la Libertadores, para el delirio de sus más de 20 mil hinchas en cancha de Newells.