El actor, que volvió a actuar y dirigir películas en su silla de ruedas, fue un ejemplo de superación para el mundo.
Christopher Reeve tuvo un accidente al montar a caballo en 1995 (Foto: Archivo).
Christopher Reeve participaba de un certamen ecuestre de salto el 27 de mayo de 1995 en Culpeper, Virginia, pero cayó de cabeza y quedó paralizado del cuello hacia abajo cuando su caballo Buck frenó de golpe al llegar a la triple barra. El actor que había interpretado a Superman a fines de la década del 70 volvió a actuar y dirigir en una silla de ruedas, brindando un gran ejemplo de superación, hasta su muerte el 10 de octubre de 2004.
Christopher Reeve nació hace 70 años, el 20 de septiembre de 1952, en Nueva York. Creció con su madre, que se separó de su padre, y su hermano Benjamin en Princeton. Estudió en la Princeton Day School, donde integró el coro con su voz de barítono y debutó en el teatro a los 15 años.
Completó su formación académica en la prestigiosa Universidad de Cornell y luego fue seleccionado para la escuela de arte dramático Juilliard. Después de triunfar en Broadway, sorprendió al mundo con su llegada a la pantalla grande con los lentes de Clark Kent.
El actor deslumbró como Superman en la película de 1978, que fue un enorme éxito de taquilla en todo el mundo. Tanto, que protagonizó también tres secuelas, en 1980, 1983 y 1987. Todavía hoy es recordado como el mejor Hombre de acero de la historia, según la votación de los fans y los críticos de cine.
Era aquel filme en el que Marlon Brando interpretó a su padre en el planeta Kripton, en el que Margot Kidder fue Louise Lane, la mujer que lo enamoró; y en el que Gene Hackman se puso en la piel de Lex Luthor, el enemigo más grande que tuvo Superman en su historia.
Sus otras películas no le dieron la misma fama. Hizo Deja que el tiempo vuelva, Las Bostonianas, Anna Karenina, El reportero de la calle 42, Lo que queda del día, La guerra de los sexos y El pueblo de los malditos, entre otras. Siempre trató de desprenderse de la figura de Superman que lo identificó hasta su muerte.
Christopher Reeve y su larga lucha
Después de su accidente, los médicos le aseguraron que sería imposible que mejorara. El diagnóstico fue de fracturas en la primera y la segunda vértebras cervicales, que seccionaron la columna vertebral y le imposibilitaban respirar solo. Desde entonces vivió en una silla de ruedas, conectado a un respirador artificial.
Pero Christopher Reeve nunca se dio por vencido y logró mover los dedos de la mano izquierda, gracias a lo cual podía movilizarse voluntariamente en la silla. También volvió a actuar en una adaptación de la película La ventana indiscreta y a dirigir.
Se transformó en un activista social y su discurso sobre la importancia del cine para visibilizar problemas importantes fue inolvidable en la entrega de los Premios Oscar de 1996, aplaudido de pie por el público en la sala.
Una frase de su segunda esposa, la actriz y cantante Dana Morosini, lo ayudó a seguir adelante: “Seguís siendo vos y te quiero”. Still me (Aún yo) se llamó su libro de memorias, un gran éxito publicado en 1998. Al año siguiente, la pareja se asoció con la Fundación Estadounidense de Parálisis y creó la Fundación de Christopher y Dana Reeve para la investigación de tratamientos para personas con parálisis.
Ambos recorrieron el país para entrevistarse con médicos especialistas en la patología, pero también con políticos y representantes de organizaciones que trabajan con pacientes con parálisis, a las cuales brindaron apoyo económico y logístico.
Desde la muerte de Dana por cáncer de pulmón en 2006, los tres hijos del actor continuaron su legado: los dos mayores, Matthew y Alexandra, del primer matrimonio con la exmodelo y agente inglesa Gae Exton, y el menor, Will. En las oficinas de la Fundación, la capa roja de Superman que usó Christopher Reeve está colgada como un símbolo de su gran poder.
Fuente: TN